Miguel Pradilla González nació en Roma, el 15 de marzo de 1884, hijo de Francisco Pradilla Ortiz y Dolores González del Villar, de cuyo matrimonio nacieron, además, otros cuatro hijos: Lidia (3-11-1878), César (2-7-1880), Isabel (27-6-1882) y María (8-7-1888). Su nacimiento en esa ciudad, que no abandonaría hasta su juventud, no fue casual, obedeció al traslado de la familia Pradilla (1878) a dicha ciudad con el fin de que su padre, Francisco Pradilla, continuara con su obra pictórica y donde fue nombrado Director de la Academia Española de Bellas Artes en Roma. En 1897, y como consecuencia del nombramiento de su padre como Director del Museo del Prado, regresó a Madrid, donde su padre adquirió un palacete de estilo neomudéjar, situado en la calle Quintana nº 36 esquina al Paseo de Rosales, donde Francisco Pradilla instaló su residencia y estudio, en un pabellón adosado de la finca.

Desde muy joven compaginó el deporte con la pintura. En efecto, fue un auténtico precursor de su época, polifacético donde los haya.

Destacó como notable gimnasta, formando parte de la Sociedad Gimnástica Española, de la que formó parte de su junta directiva, dimitiendo en julio de 1909, entidad precursora del Comité Olímpico español. También perteneció al Club Sportif Internacional, obteniendo diversos premios como campeón de salto de España (atletismo, 1907) ; campeón español de los 100 metros (atletismo) ;medalla de plata en pesas;  medalla de oro en fuerza (gimnasia); medalla de oro en salto de longitud   (atletismo, 1908), batiendo el record de la Universidad de Oxford . Practicó barra fija y anillas; fue consumado nadador (campeón de natación en Roma, a los 11 años); futbolista y alpinista. Sus éxitos en el deporte se reseñaron en diversos periódicos del momento, tales como Sport, El País, Mundo Sportivo, Revista española ilustrada de automovilismo, ciclismo, aviación y demás deportes (15-12-1907) o La Correspondencia de España (julio 1910). Participó, además, en campeonatos ciclistas (1907) y motociclistas, como “La Vuelta a los Puertos de Guadarrama y Navacerrada” en septiembre de 1913 y en 1914 (diario ABC, 10-6-1914) y en la carrera organizada por Moto Club de Madrid (1916), del que fue miembro, llegando incluso a tener su propio equipo ciclista.

En 1919, se desplazó a Londres, a la fábrica Av Monocar para adquirir el primer coche de carreras (modelo Block) que traería a España, junto con las primeras motos modernas, y con el que compitió en varias carreras automovilísticas en España e Inglaterra (1919, 1920 y 1921, autódromo de Brooklands), clasificándose en segundo lugar (1919). Conservamos en el archivo familiar múltiples testimonios gráficos, periodísticos y fotográficos de todo ello.

Su afición a la pintura y al deporte, ambas disciplinas que no guardan un aparente paralelismo, sin embargo, en él van de la mano, muy probablemente, por ese amor hacia la naturaleza y la vida al aire libre, no solo porque en ambas facetas se movió con gran desenvoltura sino, también, podríamos decir que se aunaron cuando, en Madrid, fabricó pequeños autos y diseñó los primeros dibujos de automóviles abiertos, que se enviaron a Francia.

Llama poderosamente la atención que, en su polifacética personalidad, compaginara sus éxitos deportivos con su verdadera y única profesión, a la que se dedicó toda su vida hasta su fallecimiento: la pintura.

Contaba el propio Miguel Pradilla, en la entrevista que el diario “Pueblo” le realizó en el año 1946 que “a los ocho años dibujaba del natural con facilidad, pues al lado de mi padre en Italia, sentí la vocación, acompañándole por las montañas de los Apeninos; al mismo tiempo aprendía alpinismo… Un año más tarde vine a Madrid y estudié el Bachillerato terminándolo en dos años, en el Instituto de San Isidro “

Su gran pasión por la pintura le llevó a abandonar sus estudios de Ingeniería. En 1903 ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Su primer cuadro profesional lo pintó a los 22 años y lo adquirió el Director General del Banco de Río de la Plata (Argentina). Llegó a obtener primeras medallas por sus obras en Florencia, Munich y Venecia, viajando por toda Europa.

Al fallecimiento de su padre, ocurrido el 1 de noviembre de 1921, Miguel Pradilla continuó residiendo en la calle Quintana nº 36 de Madrid, donde estableció, también, su estudio. La Guerra Civil Española (1936), le alcanzó en Madrid, viendo con tristeza como tanto su casa como su estudio, y todo lo que conservaba de su padre, quedaba reducido a escombros.

Posteriormente trasladó su estudio a la, entonces, Avenida José Antonio nº 27 de Madrid, hoy calle Gran Vía, hasta su fallecimiento (27-4-1965). Dicho estudio se convirtió en sala de exposiciones permanente de su obra, siendo visitado por personalidades y aristócratas de la época de quienes realizó magníficos retratos.

Contrajo matrimonio con Carolina Ruiz de Gregorio y tuvo tres hijos, Mario, Miguel, que fallecieron a temprana edad y mi padre, César Pradilla Ruiz (5-5-1925).